¿Defendió Stuart Mill la representación proporcional? Notas contra un paradigma
La insistencia de Mill en la representación Personal ha dado pie a la interpretación habitual según la cual era partidario de una representación proporcional pero de personas, no de partidos. En esa misma línea, el sistema Hare suele considerarse proporcional pero no de listas, sino de candidatos. Lo que esta interpretación no acaba de enfrentar es la mera posibilidad lógica de que tal cosa sea posible: ¿cómo puede un candidato, con su único escaño, representar «proporcionalmente» algo?
Si 150 años de historia y de estudios electorales no se interpusieran entre
nosotros y el sistema de Thomas Hare, es probable que a nadie se le ocurriera
denominar «proporcional» a un sistema como el que él diseñó y Mill popularizó.
Es tan extraño a lo que ha devenido práctica habitual en las democracias
representativas tal y como las conocemos que apenas encontramos
una casilla conceptual en la que clasificarlo. Como ya hemos dicho, Hare y
Mill lo denominaron sistema de «Representación Personal», una etiqueta
bastante obvia que sin embargo se encuentra ausente en los manuales de
Ciencia Política, redactados hoy bajo el paradigma de la dicotomía mayoría-proporcionalidad.
Extraña e ingrata como todo neologismo, la expresión «cuotismo», intenta
recoger las peculiaridades de tal sistema electoral, que no es proporcional
en nuestro sentido pero que, a la vez, satisface ciertas propiedades representativas
que hoy sólo entendemos bajo el paradigma proporcional.
La principal diferencia conceptual que separa al «cuotismo» de la proporcionalidad
puede describirse como sigue. Bajo un sistema proporcional
los electores se agrupan libremente en determinados partidos y el Parlamento,
a posteriori, se configura en consecuencia: son los distintos grupos parlamentarios
los que se adaptan a la decisión de los votantes. Si al partido A le
ha votado un 7 por 100 del electorado, entonces el grupo parlamentario del
partido A obtendrá un 7 por 100 de los escaños. En un sistema cuotista ocurre
más bien al revés: el Parlamento se encuentra ya, a priori, configurado en
658 escaños iguales. 658 escaños que, como cajas vacías, van a representar
cada uno a un «seiscientoscincuentayochoavo» de los votantes. Y son más
bien los votantes los que han de «configurarse» de una manera tal que queden
representados por uno u otro escaño, por uno u otro representante. Son
más bien los votantes los que se agrupan en proporción a los 658 escaños.
Son más bien, en consecuencia, y aunque suene raro expresarlo así, los votantes
los que representan proporcionalmente a los escaños.
De hecho, los votos «transferibles» que incluye cada papeleta no son
más que eso: las diversas posibilidades consecutivas que el elector marcapara ser representado por uno o por otro representante. Si el candidato que yo marco como primera opción ya está elegido, entonces mi voto irá a un segundo candidato; si también esta segunda opción está ya elegida, mi voto irá a un tercer candidato, y así sucesivamente. Es el elector el que tiene que moverse de un representante a otro, como buscando una caja vacía (un escaño) en la que su voto pueda ser recogido y, por consiguiente, ser representado.
Autores: Jorge Urdánoz Ganuza
Localización: Revista de estudios políticos, ISSN 0048-7694, Nº 139, 2008, págs. 13-44
Idioma: español
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2554102
Por eso es aquí, en la exclusión de estos hombres, donde descansan buena
parte de las críticas de Mill al sistema Vigente. Con él, en cada distrito las
minoría instruidas carecían de posibilidad alguna: al elegirse tan sólo un parlamentario,
únicamente los dos grandes partidos podían ganar la elección
-- H -- Es cierto pero Mill se olvida de la influencia que esa minoría instruida puede tener sobre el canditado elegido en su localidad, influencia sobre SU REPRESENTANTE, aunque no lo hayan votado, tienen a su representante cerca al que pueden presionar e influir. Esto pasa en EEUU donde cuando hay una ley importante que votar todos los lobbies, los de los ricos y los de las clases trabajadoras que al ser más numerosa también pueden financiar la presión sobre los legisladores. En paises menos grandes, el representante local está mucho más cerca que en la república norteamericana.
http://www.elsocialista.es/protagonistas/historia-y-vida/item/2413-victor-considerant-en-el-fourierismo.html
http://library.cqpress.com/cqresearcher/document.php?id=cqresrre1938110800
http://www.cepc.gob.es/gl/publicaci%C3%B3ns/revistas/revistas-electronicas?IDR=3%20&IDN=678&IDA=27507
Por eso es aquí, en la exclusión de estos hombres, donde descansan buena
parte de las críticas de Mill al sistema Vigente. Con él, en cada distrito las
minoría instruidas carecían de posibilidad alguna: al elegirse tan sólo un parlamentario,
únicamente los dos grandes partidos podían ganar la elección
-- H -- Es cierto pero Mill se olvida de la influencia que esa minoría instruida puede tener sobre el canditado elegido en su localidad, influencia sobre SU REPRESENTANTE, aunque no lo hayan votado, tienen a su representante cerca al que pueden presionar e influir. Esto pasa en EEUU donde cuando hay una ley importante que votar todos los lobbies, los de los ricos y los de las clases trabajadoras que al ser más numerosa también pueden financiar la presión sobre los legisladores. En paises menos grandes, el representante local está mucho más cerca que en la república norteamericana.
Todos los sistemas electorales:
http://aceproject.org/ace-es/topics/es/defaultVíctor d’Hondt, el hombre que se hizo famoso gracias a Thomas Jefferson
http://www.lavanguardia.com/politica/20151202/30539746583/victor-d-hondt.htmlhttp://www.elsocialista.es/protagonistas/historia-y-vida/item/2413-victor-considerant-en-el-fourierismo.html
http://library.cqpress.com/cqresearcher/document.php?id=cqresrre1938110800
http://www.cepc.gob.es/gl/publicaci%C3%B3ns/revistas/revistas-electronicas?IDR=3%20&IDN=678&IDA=27507