La "democracia representativa" es como Alexander Hamilton llamó al experimento norteamericano de 1787 (él acuñó el término). En ese experimento, se mezcló un mejorado sistema de representación política existente en el parlamentarismo inglés, donde cada distrito elige a su representante con la elección de forma independiente del jefe del ejecutivo, al que extrañamente denominaron "presidente".
Ahí donde se votan partidos y no personas de un distrito, no hay democracia representativa tal cual definida en 1787 en la república norteamericana. Es así porque Madison, Alexander Hamilton y el resto de creadores de ese experimento expresamente conocían los peligros de los partidos (facciones los llamaban) y diseñaron el experimento para disminuir en todo lo posible el poder de las facciones. En sus propias palabras:
"Las causas latentes de la división en facciones tienen su origen en la naturaleza del hombre; y las vemos por todas partes que alcanzan distintos grados de actividad según las circunstancias de la sociedad civil. El celo por diferentes opiniones respecto al gobierno, la religión y muchos otros puntos, tanto teóricos como prácticos; el apego a distintos caudillos en lucha ambiciosa por la supremacía y el poder, o a personas de otra clase cuyo destino ha interesado a las pasiones humanas, han dividido a los hombres en bandos, los han inflamado de mutua animosidad y han hecho que estén mucho más dispuestos a molestarse y oprimirse unos a otros que a cooperar para el bien común. [...] Las causas del espíritu de facción no pueden suprimirse y que el mal sólo puede evitarse teniendo a raya sus efectos" [1]
[1] "El Federalista", Artículo X. 23 de noviembre de 1787