Lo característico del capitalismo es la producción de mercancías en masa para el consumo de las masas, colocándose el aparato productivo bajo la dirección de aquellos empresarios de mayor energía y perspicacia incondicionalmente dedicados a mejorar todas las fabricaciones. La fuerza impulsora del sistema es el afán de lucro, que inexorablemente fuerza al empresariado a producir para los consumidores la mayor cantidad posible de mercancías, de la mejor calidad y al más bajo precio que las circunstancias, en cada caso, permitan.