España 1978
La naturaleza de un régimen sólo se conoce cuando se ha percibido la clase de espíritu civil que anima las formas jurídicas en el Gobierno y la jerarquía de valores en la sociedad. El espíritu de la Transición, el que embarazó al reino de un partido para dar a luz la Monarquía de varios:
- No fue el de la libertad, sino el de la reconciliación.
- No el del respeto a las ideas o creencias minoritarias, sino el de la despectiva tolerancia.
- No el de la potestad de la sociedad, sino el de la autoridad del Estado.
- No el de la apertura mental, sino el del consenso.
- No el de la distribución del poder por la libertad, sino el del secreto reparto entre poderosos.
- No el de la libertad de expresión, sino el del pacto de silencio.
- No el de la confianza en el porvenir, sino el del miedo al pasado.
- No el de la producción económica, sino el de la especulación.
- No el de la distribución de la riqueza por trabajo e inversión, sino por la prevaricación de funcionarios.
- No el de la descentralización y desconcentración del poder estatal, sino el de la centralización y concentración de poderes autónomos.
- No el de la cultura sin adjetivos, sino el de la posmodernidad.
¿Cómo extrañarse de que el fruto político de este espíritu civil, cobarde y corrompido, sea un régimen de cobardía y de corrupción?
A esto llaman democracia los saboteadores de ideales.
Trevijano