perdido su sueño. Eran los protagonistas de la España de los
propietarios millonarios, que, en apenas dos años, se han convertido en
familias sin casa y, peor todavía, endeudadas de por vida con el banco.
Son los desahuciados, los 203.980 hogares a los que, desde el 1 de enero
de 2008 y hasta el 30 de junio de este año, el banco o la caja de
ahorros les ha ejecutado la hipoteca (ver gráfico) a través de un
proceso judicial que, en la gran mayoría de los casos, no ha servido a
los deudores para quedar en paz con la entidad financiera.
"La vivienda se adjudica en subasta, muchas veces al propio banco, pero
la tasación de la vivienda ni siquiera cubre el importe del préstamo, y
la gente se queda sin casa y debiendo todavía al banco hasta el 40% del
crédito. Así es imposible levantar cabeza", asegura José Carlos Coutiño.
Como responsable del departamento Jurídico de la Unión de Consumidores
de Andalucía (UCA), Coutiño lleva meses intentando ayudar a muchas de
esas familias a las que las autoridades no quieren ver.
En la mayoría de los casos, el deudor sigue sin saldar la deuda con la
entidad.
El que pierde la casa prefiere no contarlo y los demás no queremos
verlo. Menos aún si se es político. "Ya es un problema de dimensiones
sociológicas, y en España, al contrario que en Estados Unidos, Reino
Unido o incluso Irlanda, además de echarlos de la casa se les sigue
persiguiendo, pero parece que a los políticos no les afecta", protesta
el economista especializado en temas inmobiliarios Julio Rodríguez.
Para él, lo más escandaloso es que las entidades, cuando ya sabían la
que se avecinaba, "se limitaron a pedir más a la gente. No se
conformaron y siguieron dando, pero exigiendo garantías adicionales, que
no eran sino llamar a los padres que tenían su casa pagada para pedirles
avales. Y ahora hay auténticos dramas, en los que los hijos se quedan
sin casa y la madre va al asilo". "El asalto más fuerte coincide
Rodríguez con Coutiño es que no hay manera de que los bancos bajen el
precio de la vivienda, pero al hipotecado se le impone un precio, fijado
por una tasadora de la entidad, para el que hay toda la flexibilidad a
la baja. Es el que amarga al desahuciado y lo endeuda para toda la vida".
Tras su paso por las presidencias del Banco Hipotecario y de Caja
Granada, sabe de lo que habla. De hecho, la mayor de todas las
tasadoras, Tinsa, es propiedad de las cajas de ahorro, y él, como
presidente de la caja andaluza, fue miembro durante años de su consejo
de administración. Pero tasadoras y entidades niegan que se estén
infratasando los inmuebles que llegan a las subastas judiciales tras
haberse dejado de pagar una hipoteca. "¿Eso qué significa?, ¿que si no
fuera un embargo la tasación sería más alta?, responde incómodo el
director de márketing de Tinsa, Raul García: "No es cierto que antes se
sobretasara y ahora al contrario. Lo que pasa es que antes las viviendas
valían más y ahora valen menos". Tampoco los bancos lo reconocen. La
portavoz de la Asociación Española de Banca (AEB) asegura rotunda que
"los bancos tienen buenas prácticas".
2,4 millones de hipotecas superan el valor de la casa, según Adicae
Constantes visitas al banco
Víctor Manuel Adriano Escudero es un ecuatoriano de 54 años que lleva 12
en España, el último con constantes visitas a una sucursal madrileña de
Banesto. El 14 de septiembre de 2007, cuando la crisis ya asomaba
orejas, hocico y hasta el rabo, el banco le concedió un crédito a él, su
mujer, y dos de sus hijos, para que se compraran una vivienda en el
municipio toledano de Yuncos por la que pagó 234.394,70 euros. Con unos
intereses ordinarios del 8,45%, tenía 27 años para devolverlo con los
ingresos de su pequeña empresa de construcción, que daba de comer a
otros 18 empleados. Pero llegó la crisis y no pudo pagar. Pidió una
reducción de su cuota de 1.200 euros a cambio de un alargamiento en el
plazo. Tampoco así consiguió seguir al día. "He ido tantas veces al
banco, pero ¡no hay manera¡", explica. Al final, con unos intereses de
demora del 20,5%, su deuda total ascendía a 375.000 euros, según las
cuentas que le envió por correo electrónico el "Gestor de Recuperaciones
Hipotecarias" del banco.
En esa misiva, le propuso una operación de dación en pago por la que, a
cambio de la vivienda, la entidad le reducía algo su deuda. Así, tras
tasarla en 188.100 euros (un 20% menos de lo que costó), aún le
quedarían otros 187.800 euros por pagar. El banco se mostró comprensivo
y en el documento añadió una quita de 75.000 euros: "Esto es lo que el
banco os perdona", dice textualmente el correo, que fija la "deuda final
entre 100.000 y 110.000 euros". En Banesto responden con un "no hablamos
de casos de clientes particulares", y sobre el mecanismo, que no pueden
"hablar en general sin conocer los casos".
40.000 entregas de viviendas
Fernando Herrero, secretario general de la asociación de usuarios de
banca ADICAE, que asesora a Víctor, sí explica la importancia que está
adquiriendo esta práctica de quedarse la casa sin que se liquide la
deuda: "Calculamos que el año pasado hubo más de 40.000 daciones, que no
son sino desahucios sin control judicial que se deben sumar a las 90.000
ejecuciones". Y añade otro dato: entre 2004 y 2008 se constituyeron en
España casi seis millones de hipotecas, de las que el 40% tiene hoy un
valor de tasación por debajo del préstamo concedido.
"Las autoridades podrían por lo menos reconocer este problema", pide
Julio Rodríguez, y Herrero añade que "se está ocultando una situación
dramática porque se pretende que el ciudadano pague esta situación
derivada de años de libertinaje en la concesión de créditos". Mientras,
las ejecuciones siguen creciendo.