29s huelgan las palabras

Fwd: La burbuja alimentaria y Goldman Sachs



Gustavo Duch Guillot, Consejo Científico de Attac España, El Correo.

Los precios de muchas materias agrícolas -todas aquellas que entran en el mercado global- se determinan, y perdonen el lenguaje, «por las interacciones entre la oferta y la demanda en las Bolsas más importantes del mundo». Ya saben ustedes que en el mercado del parqué no se intercambian sacos de trigo o patatas, sino que se negocian contratos de compraventa en los que se especifican cantidades y plazos de entrega. Un mercado invisible de futuros impredecibles.

Hasta hace varias décadas este modelo se encontraba, al menos, compensado por una serie de políticas reguladoras que buscaban
estabilidad en los precios de los alimentos. En el comercio internacional los aranceles protegían las economías nacionales. En el
comercio interno se contaba con servicios de almacenamiento público de grano, precios de referencia y cuotas de producción como mecanismos para hacer más equilibrados los mercados. Pero, a partir de los años 90, las políticas neoliberales se diseñan para eliminar cualquier medida reguladora. Se entablan las primeras negociaciones que llevarán a la formación de la Organización Mundial del Comercio, las primeras reformas de la Política Agraria Común, los primeros Tratados de Libre Comercio, etcétera. En su ecuación, el precio de los alimentos lo marcará desde entonces, indiscriminadamente, el mercado de futuros.

Estos mercados llevan asociada una figura, los especuladores, porque de eso se trata, de regatear con el porvenir. De comprar y esperar el mejor momento para vender; y está claro que no aguardan frente a la ventana esperando ver si llueve mucho o poco, si hiela o no. ¿Podemos generar dudas sobre las próximas cosechas, se preguntan, rascándose la barbilla? Si las noticias dicen, por ejemplo, que en Rusia hay mucha sequía… que corra la pólvora mediática, que el incendio nos favorecerá.

Sobre esto nos habla Kaufman en el reportaje 'La burbuja alimentaria', y explica un elemento clave en la evolución de los mercados de futuro, y consecuentemente en los precios finales de los alimentos: la llegada de los fondos de inversión a estos territorios. «La historia de la alimentación tomó un giro siniestro en 1991. Ese año Goldman Sachs decidió que el pan nuestro de cada día podría suponer una excelente inversión. Con su acostumbrado cuidado y precisión, los analistas de Goldman se dedicaron a transformar los alimentos en concepto. Seleccionaron ocho productos primarios mercantilizables y elaboraron un elixir financiero que incluía ganado, café, cacao, maíz, porcino y una o dos variedades de trigo… que a partir de entonces se conoció como Índice de Materias Primas de Goldman Sachs. Desde la innovación de Goldman, miles de millones de nuevos dólares han aplastado el suministro y la demanda reales de trigo».

Un banco de inversiones (rescatado con fondos públicos), al que luego se sumaron otros (Citigroup, Bank of America, Deutsche Bank) maneja los hilos de un derecho humano. Provocaron la crisis alimentaria de 2007 y 2008, con la terrible consecuencia de aumentar en 250 millones el número de personas que pasan hambre. Y ahora, de nuevo, están agazapados inflando la burbuja. Si se hacen realidad las promesas de reformas en los mercados financieros, una de ellas es clara y urgente.

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Cuando una persona padece delirios se le llama locura; cuando muchas personas padecen de un delirio, se le llama religión.

Pensando como un burgués vivirás como un esclavo.

Salud y Libertad.

asi-lucha-finlandia-contra-la-corrupción

http://www.elsentidodelavida.com/2010/11/asi-lucha-finlandia-contra-la.html

http://www.enriqueserrano.es/cosas-que-aprendi-en-finlandia-iv-jefes/

2010 - El Capitalismo necesita pobres

En la primera mitad del siglo XX, United Fruit poseía vastos conjuntos de tierras de cultivo o potencialmente arables en Guatemala. La compañía sólo utilizaba el 10% de lo que poseía. A comienzos de los cincuenta, la incipiente democracia liderada por Jacobo Arbenz Guzmán decidió comprar algunas de estas tierras desocupadas, vendiéndolas a precios razonables a los ciudadanos más pobres del país. A cambio de pagos distribuidos a lo largo de muchos años, el gobierno estaba dispuesto a repartir tierra a los campesinos(4) de forma tal que ellos pudiesen adquirir la posesión.

United Fruit se opuso a este plan y comenzó a estimular la paranoia de John Foster Dulles. Los gerentes de la United Fruit dijeron que distribuir la tierra a los campesinos sonaba a reforma agraria. Y reforma agraria sonaba a comunismo, una amenaza comunista en Centro América. Dulles y la CIA unieron las fuerzas derechistas en Guatemala y apoyaron una invasión desde Honduras. Hicieron tambalear el gobierno de Arbenz y proscribieron el partido comunista. El nuevo régimen, apoyado por los Estados Unidos y dirigido por Armas, encarcelaba a cualquiera que ellos estimasen opositor, facilitando las cosas a la United Fruit.


United Fruit no necesitaba realmente las vastas extensiones de terreno que no utilizaba. Lo que precisaba era trabajo barato y socialmente desprotegido. Un campesino con una pequeña familia, disponiendo de su propia porción de tierra, no hubiera necesitado venderse a sí mismo y a su familia, cayendo en la esclavitud económica y el trabajo diario. Lo que quería United Fruit era mantener al pobre estrechamente dependiente del trabajo en las grandes compañías y plantaciones.